30 mayo 2007

30.El cartero honrado y un ladrón en Correos

Hoy en "Qué!última" aparece una noticia sobre un cartero de La Coruña cuya honradez le ha llevado a organizar la recuperación de una cantidad de dinero que un atracador acabada de tirar en su huida, dice el diario que Correos se puede sentir orgulloso de él; ¡desde luego que si!.

El cartero en cuestión no quiere dar sus datos, la discreción y un punto de temor le obligan, según el diario, a él, a la frutera, al camarero y todos los que colaboraron en la recuperación de la cantidad robada.

¡Hay que ver!, a pesar de que hubo transeúntes solidarios del atracador que se llevaron un pellizco a su bolsillo bajo el lema -ladrón que roba a ladrón merece de Dios perdón; otros, como el cartero recuperaron los cuartos y al banco los devolvieron.

En una provincia también marítima, vecina del sur de aquella, hubo una vez, en tiempo no muy lejano un ladronzuelo, que hizo suyo a hurtadillas un cierto dinero.

La cuestión es que, sí parece sentirse orgulloso Correos de tener entre sus filas a su LADRÓN pendenciero, que en su día se hizo con una buena cantidad de dinero y falsificó documento. Vil ratero, a quién por su noble hazaña no se ha incoado expediente administrativo, como tampoco a su cómplice también rastrero. ¡Redondo! ¿no?.

El LADRÓN traicionero, tampoco quiere dar la cara respecto de su acción, ¿por discreción?.

Dicen quienes le conocen que después de haber tomado para sí lo ajeno, se convirtió en un gran señor de la casa, a la cual representa en algunos foros, ¿será por su condición..., de ladrón?. Baldomero Gómez

25 mayo 2007

29.El fijo discontinuo

El trabajador fijo-discontinuo, técnicamente no es un trabajador eventual, el trabajador goza de todos los beneficios propios de un trabajador con contrato indefinido y ello es así por tratarse de un -contrato por tiempo indefinido de fijo-discontinuo- por lo tanto deberán formalizarse para realizar trabajos que tengan el carácter de fijos-discontinuos, dichos trabajos no podrán repetirse en fechas ciertas, dentro del volumen normal de actividad de la empresa; así lo establece la Ley.

No debe confundirse el tiempo completo o parcial con la discontinuidad del contrato, pues el -contrato por tiempo indefinido de fijo-discontinuo- puede celebrarse en la modalidad a tiempo completo o tiempo parcial, refiriéndose a la jornada a prestar completa o parcial. Todo contrato indefinido ya sea ordinario o fijo-discontinuo, podrá por tanto ser a tiempo completo o a tiempo parcial, en base a lo acordado convencionalmente; por ello habrá de estarse a las normas que se hayan pactado. Así, deberá entenderse que es indefinido ordinario aquel que no tiene una definición de continuidad y, entenderse por indefinido de fijo-discontinuo el que define una discontinuidad por su propia peculiaridad, la cual, como queda dicho, no podrá repetirse en fechas ciertas, dentro del volumen normal de la actividad de la empresa.

Por acuerdo con la parte social, la empresa podrá acordar el medio de conversión de contratos temporales en indefinidos ya sean estos ordinarios o de fijos-discontinuos y acogerse, si así lo estiman y reúnen los requisitos para ello, a las modalidades de fomento de la contratación indefinida

La peculiaridad de esta modalidad de contratación es que, en los períodos de inactividad productiva pasan a situación legal de desempleo, sin ser desempleados, siendo así considerados por establecimiento legal, lo que supone una excepcionalidad toda vez que no son desempleados en su pleno contenido.

Es de mucha importancia el estar atentos a las llamadas que preceptivamente debe hacer la empresa, dado que, la falta de llamada en el orden debido, es considerado como despido a todos los efectos. Para ello nadie mejor que las secciones sindicales legalmente constituidas de los Sindicatos, para el control efectivo de su cumplimiento exhaustivo. Dichas secciones sindicales son competentes en la materia y deberán ser informadas de la contratación y ser oídas respecto de los trabajadores en general y de sus afiliados en particular. Asimismo, entiendo que deben de adoptarse medidas para que las referidas llamadas se hagan de manera fehaciente, en evitación de arbitrariedad.

Desde mi humilde entender, el trabajador fijo-discontinuo sufre un gravamen en su declaración anual del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, al percibir haberes por dos entidades dentro del ejercicio económico (de la empresa por su salario y de la entidad gestora por la prestación de desempleo); cuestión esta que debería corregirse con una compensación al efecto. Por lo demás, existen personas que pueden sentirse más cómodas con este tipo de relación laboral. Salvo mejor parecer. Baldomero Gómez

22 mayo 2007

28.La cuestión radica en jugar limpio con la parte débil de la relación contractual

Foto: Baldo

En ocasiones, las noticias leídas así, de pronto, pueden ser interpretadas de manera diferente a lo que es la propia realidad. Leo que los fabricantes de automóviles piden al Gobierno de España un mayor control de las bajas médicas para evitar fraudes y, ¡claro!, mi reacción interna es la de preguntarme ¿como puede un Gobierno intervenir en la relación médico paciente cuando el galeno estima que el trabajador padece una patología o una dolencia puntual?, será que la noticia, como decía más arriba, la he interpretado mal y lo que los fabricantes realmente vendrían a reclamar, sería un mayor control sobre la incidencia del trabajo en la salud de los trabajadores. 

Las empresas se jactan continuamente de los premios de los que son merecedores en materia de los recursos que invierten en la mejora de las condiciones de salud de los trabajadores; cuestión interesante por cuanto, debe conocerse públicamente la medida en la que ciertas empresas se preocupan por llevar a rajatabla el cumplimiento de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales; a fin de cuentas, la Ley viene a imponer tal obligación al empresario en base a la utilización e instrumentalización de las capacidades físicas y psíquicas de los trabajadores que contribuyen a la producción y también a los beneficios, con su propio cuerpo, con sus facultades y su talento. Cuando se dice que los médicos de empresa y las mutuas deberán tener una mayor participación en estos procesos, debemos entender que están haciéndose una autocrítica por cuanto, los médicos de empresa que como todos sabemos han sido integrados por Ley en los Servicios de Prevención de las empresas, ya sean estos propios o ajenos, tienen como misión especial la vigilancia de la salud de los trabajadores y trabajadoras y, la responsabilidad recae en los empresarios. 

Cuando el índice de absentismo es alto en estrés laboral, dolencias muscoloesqueléticas, etcétera; primeramente habrá que comprobar si los Servicios de Prevención han cumplido formalmente sus deberes y si las pérdidas en materia productiva que más tarde se transmiten a la sociedad son responsabilidad interna, del propio funcionamiento anómalo de la vigilancia de la salud en el centro de trabajo o, de la inadecuación de las condiciones laborales, a medio de una buena evaluación de los riesgos y adaptación a los puestos de trabajo de quienes padecen una dolencia que les impide la realización de su trabajo en las condiciones que la empresa pretende. Leyendo la noticia, a primera vista parecería como que quieren los empresarios echar balones fuera haciendo responsables del absentismo a los médicos del sistema de salud y que, consecuentemente piden ayuda al Gobierno a través de las autoridades sanitarias para que controlen las bajas. Ahora bien, sentándonos en la pura lógica no puede ser esa la intención de los fabricantes de automóviles por cuanto, como queda dicho piden, una mayor intervención en estos procesos, de los médicos de empresa (se supone debemos entender de los Servicios de Prevención) y de las mutuas. De ello se deduce que, lo que vienen a pedir al Gobierno es que, además de decretar que los incumplimientos en materia de salud laboral, sean publicados y se incluyan en un registro con mención de la empresa e, incluso el empresario físico infractor y, aludiendo al delito cometido y la sanción impuesta; decía se deduce que además, vienen a pedir que intervenga el Gobierno en un mayor control de las bajas, lo cual solo puede ser que se controle el motivo de las mismas, haciendo que los Servicios de Prevención –los médicos de los mismos- y los de las mutuas tengan aún mayor protagonismo en los procesos. La solución la pintan calva, pues muchos profesionales de la medicina del trabajo lo vienen reclamando de largo tiempo, la cuestión pasa por crear cuanto antes un órgano de vigilancia de la salud de los trabajadores, independiente de la empresa, que intervenga en todo el proceso de la salud laboral sin el control del empresario, con la vista puesta únicamente en el bienestar laboral, la adecuación de los puestos, la eliminación de los abusos y las presiones psíquicas y físicas en la producción, integrados en los órganos propios de la autoridad sanitaria y en coordinación con los médicos del sistema de salud pública. Además como dice mi amigo Jaitor: “no olvides Baldo, el artículo 15 de la Constitución respecto del derecho a la vida y la integridad física y moral” ¡claro que no puedo olvidarlo!, ni tampoco pueden olvidarlo los fabricantes, ni el Gobierno, ni los trabajadores; 1,8 millones de personas están actualmente afectadas en España por dolencias relacionadas con enfermedades laborales; 15.000 mueren anualmente y 80.000 casos son nuevos cada año según informa un Sindicato.

Las pérdidas productivas son muy importantes y ello hay que evitarlo, con la complicidad de los trabajadores intervinientes en el proceso, pero también debemos recordar que la sociedad tiene que hacerse cargo de los gastos producidos por ese número elevado de enfermedades profesionales, en las que, ¿algo tendrán que ver, los responsables de la vigilancia de la salud, en que se hayan producido?, ¿qué decir de las muertes? y, respecto de las bajas de corta duración que provienen de la relación laboral, tenemos que tomar nota con mucha más seriedad, por cuanto toda dolencia de origen laboral inicialmente de poca importancia, sin duda acabará siendo un problema grave que traiga consigo la enfermedad laboral o incluso la muerte y, en esto deben intervenir los órganos preventivos que tienen unas funciones muy bien definidas en la Ley y en los reglamentos de desarrollo, contando asimismo con protocolos al efecto emitidos por las autoridades sanitarias y elaborados por expertos; no les faltan en absoluto potestades para intervenir en el proceso y, con ello exigir a la empresa el cumplimiento exhaustivo de las normas evitándose así el absentismo.

La cuestión no es de Leyes y de control, es sin duda de cumplimiento activo y eficaz de las existentes; la cuestión radica en jugar limpio con la parte débil de la relación contractual. Salvo mejor parecer. Baldomero Gómez

11 mayo 2007

27.Los incumplimientos en materia de salud laboral y su publicación



La inobservancia por parte del empresario de la normativa en materia de salud laboral, constituye también un incumplimiento de sus obligaciones contractuales ya sea respecto de los funcionarios o del personal laboral a su servicio. De aquí hay que analizar si de la responsabilidad que el empresario tiene en la materia, al haber incumplido las normas de aplicación, se derivan culpa o negligencia, en cuyo caso, también existiría incumplimiento y responsabilidad extracontractual compatible con aquella. 

Como todos sabemos, la ley dice que el empresario deberá garantizar la seguridad y salud de los trabajadores a su servicio en todos los aspectos relacionados con el trabajo, debiendo adoptar las medidas de prevención adecuadas y necesarias cada vez que se modifiquen las circunstancias que incidan en la realización del trabajo. Ello viene a suponer que desde el inicio de la relación laboral, debe hacerse una evaluación de los riesgos, siendo revisados los mismos periódicamente y cada vez que se modifiquen las circunstancias. Si de las revisiones periódicas o por cualquier otro medio, se conoce la existencia de una patología que pueda incidir en la realización del trabajo, el empresario deberá garantizar de manera específica la protección de los trabajadores de quienes se conoce tal sensibilidad concreta, no pudiendo emplearles en aquellos puestos de trabajo que incidan en su dolencia o característica personal. El incumplimiento de esta obligación del empresario está tipificado como falta muy grave; las sanciones derivadas de la comisión de infracciones muy graves, se harán públicas, con indicación de la falta cometida, sanción impuesta, datos de la persona física o jurídica responsable, etcétera; asimismo, todos estos datos se incorporarán a un registro de consulta pública habilitado en las Administraciones competentes.

 El mejor control de los incumplimientos en materia de prevención de riesgos laborales, deberá hacerse desde dentro de la propia empresa, sin temor a represalias toda vez que, existen cauces para hacerlo sin mediar la identificación de la persona que ha detectado la irregularidad o fraude sobre la salud de los empleados. Salvo mejor parecer. Baldomero Gómez

10 mayo 2007

26. El mucho poder y, además, mucho poderío de una Ministra

Foto: Baldo

Se dice en un medio digital que la Ministra de Fomento tiene mucho poder y, además, mucho poderío. Me alegra saber que ello es así y que, Doña Magdalena tiene los medios para dar solución a ciertas barrabasadas que se vienen imponiendo en la empresa pública Correos y Telégrafos. A la memoria de todos nos pueden llegar políticos y altos cargos públicos con poderío y poder que lo perdieron fugazmente y acabaron muy mal parados. Nos puede llegar fácilmente al recuerdo de haber visto, no una vez sino varias, caer en el descrédito y en su consecuente desazón a quienes ocupaban puestos de mucha responsabilidad y con muy alto poder de decisión. Muchas veces la caída de quién por sus méritos y su propia valía ejerce cierto poderío, se produce por la cerrazón o el despiste y en otras ocasiones, por la tozudez y la insistencia en favorecer una manera inadecuada de hacer las cosas o, en proteger a algún personaje incompetente que desdibuja con sus actuaciones, los principios más elementales exigibles en un Estado Social y de Derecho, cargándose los argumentos básicos del partido en el poder y que le sostiene.

09 mayo 2007

25.Las elecciones en Correos

Foto: Baldo

Si tenemos que encontrar un momento importante para la definición del futuro del personal de la empresa pública Correos y Telégrafos, sin lugar a dudas deberíamos decir que es precisamente este en el se decide quienes deberán ser los válidos interlocutores en la materia para la representación de sus empleados. * Frente al abuso de poder sin medida.  * Ante el comportamiento inconstitucional contrario al derecho a la igualdad de los ciudadanos.  * Viendo la conducta sucia y antisindical de la empresa, contra ciertas organizaciones, mediando el cese ilegal de compañeros que juegan limpio, con el único fin de no verles en las listas electorales.

 Considerando tales extremos, queda la reflexión tranquila que conduzca a una decisión firme que desemboque en la elección de aquellas opciones que traigan dinamismo, transparencia y buen hacer. 

Opciones que vivan la realidad de la vida con respeto pleno a los derechos de las empleadas y empleados, que tengan como premisa el dialogo y la negociación consensuada y previamente consultada con sus propias bases y con la generalidad de los destinatarios. No es lícita una conducta empresarial con el aval sindical que produzca una merma de los derechos de los empleados de Correos; tampoco lo es utilizar el aparato del Estado para masacrar transitoriamente a quienes por no casarse con su causa, no interesan en un momento dado y que, actúan así porque aún sabiendo que tarde o temprano podrán recobrar su posición inicial, parten de la seguridad de que mientras tanto no darán la lata. Es inadmisible que una empresa del Estado adopte medidas contrarias a los derechos fundamentales de las personas, con intencionalidad y con alevosía.

No es de recibo el incumplimiento descarado de la normativa en materia de salud laboral, hasta el punto de no disponer de los órganos pertinentes desprotegiendo a sus empleados incluso, sin vigilar su salud aún después de conocer sus características patológicas. Todas estas cuestiones en gran medida podrían subsanarse acertando en la opción a elegir respecto de los representantes que habrán de defenderlas durante los próximos cuatro años. Ahora bien, dicho lo anterior, hay que afirmar que tales cuestiones también se solucionan por otros cauces, otras salidas cuya iniciativa está en marcha y pondrán a cada uno en su sitio, sin lugar a dudas. Salvo mejor parecer Baldomero Gómez